sábado, 20 de agosto de 2011

El mundo caerá en éxtasis a tus piés

Ya lo decía Franz Kafka. Así es como nacen las ideas:

"No hay necesidad de salir de la habitación. Basta con sentarse a la mesa y escuchar. Ni siquiera es necesario escuchar, sólo esperar. Ni siquiera hay que esperar, sólo aprender a estar en silencio, quieto y solitario. El mundo se te ofrecerá libremente para ser descubierto. Él no tiene otra alternativa; caerá en éxtasis a tus pies."

¿Que si creo en la inspiración? Pues claro que sí. Hay quien dice que las buenas obras se consiguen con trabajo, con esmero, levantándose y pensando bien, con duros y plomizos esfuerzos. ¿Pero qué consigues con todo eso si no tienes la bendición de las musas? Nada. Un libro muerto, sin vida. Un libro que no posee el corazón animado de una historia latiendo en su interior.
Yo creo en Kafka y en sus ideas. Debes quedarte en silencio, quieto y solitario. Y eso es todo. Si de verdad estás alerta, escucharás los mensajes del cielo y la imaginación.
La inspiración puede recibirte de forma humana, tropezando con un personaje corriente por la calle. También puede surgir de una frase o una idea que, sin quererlo, oyes por casualidad. Puede incluso salir de otro libro, de otro autor, de otra cabeza pensante, como tú. Los escritores y los creadores de historias nos damos pistas unos a otros sin darnos cuenta.

¿Hay, pues, trabajo más fácil, emocionante, divertido, apasionado y entretenido que el del escritor?
Yo creo que no.

martes, 9 de agosto de 2011

Jugando a ser Dios

Querido lector:

Me presento.
¿Sabes qué difícil es decir quién soy, cuando ni yo misma lo sé bien del todo? Las palabras salen tímidas, rezagadas; porque sé que no estoy escribiendo para mí sola, porque cualquiera puede entrar aquí y leer mis pensamientos.
Creo que me estoy precipitando. Este lugar está directamente conectado con mi cabeza; y mi cabeza, a su vez, con mis sueños. A lo mejor debería deshacerme de él. Sí, eso haré: borraré todas estas confesiones y fingiré que nada de esto ha pasado.
Pero antes, déjame contarte un secreto (no se lo digas a nadie)...
Aquí pensaba volcar simples pensamientos y reflexiones. También habría relatos, comentarios, ideas locas... Imaginaba dedicarme a construir ilusiones solamente con el poder de la palabra. Porque así es cómo más me divierto: jugando a ser Dios, jugando a controlarlo todo desde mi posición de escritora.
Lo que ocurre es que soy muy débil. Y sin darme cuenta (tonta de mí), voy dejando pequeños rastros de mi propia personalidad en las frases que construyo... y temo que alguien los sepa interpretar demasiado bien.
Sin embargo, añoro un rincón donde pueda escuchar mi propia voz, donde pueda contarle al mundo lo que siento, donde pueda gritar, donde pueda expresarme...
Quizás decida no rendirme. Quizás siga escribiendo.
Y tú, recuerda que siempre estarás invitado a leerme... Si de verdad eres capaz de birlarle al tiempo un pequeño instante de tu vida.